Tenía un tríptico dorado con láminas góticas religiosas que, la verdad, no funcionaban bien en la pared de mi cuarto. También tenía unos vaqueros viejos con los que quería experimentar la técnica del goteo de esmaltes de uñas sobre agua y posterior inmersión. Corté los vaqueros, decoloré la parte de abajo y pensé que su mejor destino era el tríptico medieval reciclado. Estoy contenta con el resultado.

A este tipo de obras llamo yo «distracciones», pues, más que abstracción, es un simple dripping o chorreones de pintura al azar. La labor del creativo está en cómo gestiona ese material, cómo realiza una composición y así dar lugar a un objeto artístico.