Recuerdos de un concierto

 

 

Era una tarde de agosto de 1997. Segovia. El Rancho. Los tambores resonaban con la magia de la danza. 

Era un concierto del ballet de Costa de Marfil. Sus instrumentos son de percusión, pero con estos golpes hacían música, ritmo, danza. Sus manos acariciaban las pieles tensas de sus tambores y la cuerda del birimbao.

Tomé unas líneas en mi agenda, guardé mis vibraciones con una humilde pluma. Luego lo llevé a una tablilla preparada y la entinté, saqué las luces con cloro y salió esto.

Todavía hoy siento el vibrar de las cuerdas y las pieles tensas en una armonía que reflejaban la unidad de un pueblo.