Estamos perdiendo niveles de percepción. Y creo que una parte importante puede deberse a la superficialidad con que usamos el lenguaje.
No vemos, no percibimos la belleza o el mensaje de una obra de arte porque no MIRAMOS.
Cuando vamos por la calle hablando con el móvil ante el inminente encuentro con alguien a quien queremos y nos dice «Estoy en la plaza ya, ¿me ves?» No se nos ocurre decirle «No, no te miro», sino «no te veo».
Y, sin embargo, es muy habitual decir «No te escucho». A mí me parecería una falta de educación, ya que «escuchar» implica un interés, una atención voluntaria. Sería como decirle «No me importas nada ni me interesa lo que dices».
Estamos presenciando la muerte de la palabra oír y la disolución del significado de escuchar. Los posibles sinónimos de escuchar (atender, captar, comprender… son específicos de la actividad mental en general, pero escuchar lo es de la actividad-mental-de-percibir con el oído.
Ver/ oír indican la pura percepción fisiológica, mientras que mirar/escuchar suponen una atención, un interés, voluntad de percibir y captar.
Yo puedo oír algo que no quiero. Pero, no puedo escuchar si no pongo en ello mi voluntad de hacerlo.
Podemos oír música («como el que oye llover») o escuchar la música concreta que he elegido y estoy disfrutando. Puedo «escuchar embelesado», pero no, «oír embelesado».
La música de las esferas II (2011).
Puedo ver un cuadro o puedo (sólo si quiero) mirarlo (en latín MiRARE, ‘admirar’, contemplar).
Ver el artículo http://cvc.cervantes.es/lengua/alhabla/museo_horrores/museo_066.htm